martes, 9 de septiembre de 2008

¿Sabias que...?


Un día como hoy pero en 1931 se utilizó por primera vez una pelota sin tiento en un partido de la AFA (Asociación de Fútbol Argentino). Esa creación tiene sangre argentina puesto que sus autores son de Bell Ville (provincia de Córdoba) y fue pensada para eliminar las imperfecciones que tenia el antiguo balón.

Según se conoce la pelota de fútbol se inventó en Inglaterra y desde allí se exportó al resto de los países. Desde principios del siglo pasado, se utilizaban distintos tipos de balones para el entretenimiento, aunque estaban confeccionados con materiales rudimentarios. Había pelotas de madera, otras rellenas con pasto y, mediante la evolución, se llegó a la formada por una vejiga inflada dentro de un envoltorio de cuero.

En 1930, un comentarista deportivo uruguayo, explicó en un programa de radio las dificultades que acarreaba el tiento de cuero con que se cerraba el balón, provocando un pique impreciso, desplazamiento con poca dirección y dolores y heridas cuando el jugador cabeceaba.

Esos comentarios fueron bien entendidos por Romano Luis polo, que jugaba al fútol en el Club Argentino de Bell Ville y desde allí trató de darle forma a su imaginación para poder sacarle esa parte que molestaba a la pelota. Para tratar de encontrarle una solución, se asoció con sus amigos Antonio Tossolini y Juan Balvonessi.

El desafío era encontrar el modo de inflar la pelota eliminando la abertura, para lograr un balón sin tiento, redondo y parejo. Polo, pasaba varias horas haciendo dibujos y bocetos, cuando fue necesario pasar a la parte experimental, le pidió al entonces presidente del club donde jugaba que le donara un balón para comenzar los ensayos. El Dr. Berrotarán que ejercía esa función, escuchó atentamente las características del proyecto, se entusiasmó y le regaló tres balones para que trabajen sobre ellas.

Siempre con la colaboración de Tossolini Y Valbonessi, Polo cortó el pico de la cámara y cubrió la abertura con un trozo de suela, extraída de su propio zapato. Luego tomó un tubito de pequeño diámetro, le dio forma de punta en uno de sus extremos y atravesó la suela, que hacia de válvula. Posteriormente aplicó el inflador en el tubito, llenó la cámara de aire y retiró el tubo, atando el trozo de suela con hilo, para luego cerrar el cuero de manera algo precaria. Así fue como nació la pelota que se llamó Superval.
Javier Delorte